La publicación del libro "Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones" de Adam Smith en 1776, es considerado el origen de la Economía como ciencia. Los clásicos escribieron en una época en la que la industria estaba conociendo un desarrollo sin precedentes. Su preocupación principal fue el crecimiento económico y temas relacionados como la distribución, el valor, el comercio internacional, etc. Uno de sus objetivos principales fue la denuncia de las ideas mercantilistas restrictivas de la libre competencia que estaban aún muy extendidas en su época. Para Adam Smith, el Estado debía abstenerse de intervenir en la economía ya que si los hombres actuaban libremente en la búsqueda de su propio interés, había una mano invisible que convertía sus esfuerzos en beneficios para todos. Nació en Kirkcaldy, Escocia. Su padre, inspector de aduanas, murió poco antes de su nacimiento. A los 14 años ingresa en la Universidad de Glasgow donde se convierte en discípulo del profesor de filosofía moral F. Hutchison. Después ingresa en la Universidad de Oxford donde permanece seis años. En 1748 ocupa un puesto de profesor de literatura en la Universidad de Edimburgo y en 1751 pasa a la de Glasgow donde substituye a Hutchison en la cátedra de Filosofía Moral. Adam Smith estaba inicialmente interesado en la ética. En el libro "Teoría de los Sentimientos Morales" se encuentra la base de su filosofía liberal y su definición del orden natural de la sociedad. Consigue el puesto de preceptor del hijo del duque de Buccleugh con el que inicia en 1763 un viaje de más de dos años por el continente europeo que le permite conocer a F. Quesnay y R.J. Turgot. En 1768 consigue el empleo de Comisario de Aduanas (como había sido su padre) en Edimburgo, puesto que ocupará el resto de su vida y que no pareció estar en contradicción con su espíritu librecambista. Es precisamente en esta época, ya alejado de la vida académica, cuando escribe "La Riqueza de las Naciones". En su obra se detecta la influencia de su amigo personal Hume y de R. Cantillon.
La experiencia del pensar. No se trata de un esfuerzo pensante, de estirar y retorcer conceptos, a ver si logramos coger una determinada cosa en las redes de un pensamiento que de este modo se apoderaría de ella. No. La experiencia del pensar es como mirar a través de los altos abetos de la Selva Negra. Estamos en la cercanía de la cabaña de Heidegger en Todtnauberg. Amanece. La mañana gélida no ha llegado aún hasta nosotros, pero cae gota a gota desde el cielo nocturno. Wenn das frühe Morgenlicht still über den Bergen wächst [...] Cuando por encima de los montes la temprana luz matinal silenciosamente crece [...] “Silenciosamente.” Ahora tenemos que oír este silencio de la luz creciente. Todavía están los montes oscuros, pero por encima de ellos —calladamente— crece la luz matinal. Allí y entonces. Espacio y tiempo. Montes y crecimiento silencioso. ¿Qué pasa en la oscuridad evanescente del alba? En la oscuridad del alba viene simplemente la luz. Die Verdüsterung der Welt erreicht nie
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